Como terapeuta, a menudo me he preguntado cómo mis clientes pueden tratar a las personas que aman con mezquindad y desdén. Por ejemplo, Mark y Annie habían estado casados ​​durante veinte años y, sin embargo, cuando venían a recibir asesoramiento, informaban que tenían discusiones viciosas e hirientes todas las semanas. O estaba Terri, una chica de 17 años que había estado muy unida a su madre cuando era niña y, sin embargo, no parecía importarle en absoluto cómo la afectaba su consumo excesivo de alcohol y su experimentación con las drogas. Ella me decía: “No puedo ser responsable de sus problemas conmigo. Déjala vivir su propia vida”.

Habiendo investigado cómo se desarrolla la empatía en los niños para mis libros sobre inteligencia emocional (Cómo criar a un niño con un EQ alto: una guía para padres sobre inteligencia emocional, Aprendiendo a Escuchar Aprendiendo a Cuidar, y otros), entendí que la mayoría de nosotros nacemos con empatía, y mostramos respuestas empáticas y comportamientos compasivos muy temprano en la vida. Cuando un bebé ve a otro bebé llorando angustiado, lo más probable es que también empiece a llorar. Se ha observado a niños pequeños en guarderías consolando a niños que están claramente molestos, acariciando sus brazos o incluso yendo a buscar una caja de tiritas.

Sin embargo, por alguna razón, a medida que envejecemos, muchas personas parecen perder su capacidad de empatía, o al menos se comportan de manera que muestran una falta de comprensión de los demás.

Cuando tratamos de ayudar a los clientes a mejorar sus relaciones en el hogar, la escuela y el trabajo aprovechando su empatía natural, debemos reconocer que la empatía no es una construcción simple y que hay diferentes puntos de intervención. Los investigadores que exploran los efectos de la inteligencia emocional nos dicen que existen tres tipos diferentes de empatía; empatía afectiva, donde las personas realmente sienten las emociones de los demás; empatía cognitiva, donde las personas pueden ver la perspectiva de los demás, y empatía compasiva, donde las personas no solo entienden y sienten la angustia de los demás, sino que tienen el deseo de comportarse de manera que puedan aliviar esa angustia.

Al incorporar el entrenamiento en empatía en un plan de tratamiento, también puede ser útil comprender la neurociencia de la empatía. Varios aspectos de la empatía parecen estar relacionados con al menos cinco estructuras cerebrales diferentes:

Neuronas espejo fuego cuando una persona realiza ciertos movimientos físicos y cuando se observa a otra persona haciendo lo mismo. Son la base de la acción imitativa, la conciencia y la comprensión del comportamiento, la intención o la emoción de otra persona. Se cree que las neuronas espejo son importantes para comprender las acciones e intenciones de los demás, y parecen desempeñar un papel clave en la empatía cognitiva. Algunas personas creen que existen correlaciones entre la actividad reducida del área de las neuronas espejo y la gravedad del autismo, y que algunos déficits sociales podrían mejorarse con actividades como la imitación de expresiones faciales.

La amígdala, una pequeña estructura en forma de almendra ubicada en lo profundo del cerebro, está involucrada en el procesamiento de las emociones y se cree que desempeña un papel en la empatía emocional al permitir que las personas compartan y respondan a las emociones de los demás. Dado que la amígdala también juega un papel importante en otras emociones, incluida la respuesta de lucha o huida, podemos especular que las emociones intensas, como las desencadenadas por eventos traumáticos, pueden interferir con la capacidad de una persona para sentir y comprender los sentimientos de los demás.

La isleta, una región de la corteza cerebral, está involucrada en la percepción de emociones y sensaciones físicas, y se cree que es importante para la empatía somática, la capacidad de comprender y compartir las sensaciones físicas y experiencias de los demás. Los ejercicios propioceptivos pueden ser útiles para ayudar a los clientes a comprender las sensaciones físicas que experimentan los demás.

La corteza cingulada anterior (ACC) está involucrado en la regulación de las emociones, y se cree que desempeña un papel al permitir que las personas regulen sus propias emociones en respuesta a las emociones de los demás. Esto sugiere que enseñar a sus clientes habilidades de regulación emocional también puede tener un impacto en su capacidad de empatizar con los demás.

Por último, debemos considerar el papel de la corteza prefrontal (CPF) en ayudar a las personas con funciones cognitivas como la toma de decisiones, la planificación y la resolución de problemas que pueden ayudar a los clientes a comprender los pensamientos y las intenciones de los demás. Por ejemplo, decidir practicar en un programa de “actos de bondad al azar” puede estimular la empatía compasiva, lo que puede conducir a una mayor conciencia de la importancia de ayudar a los demás.

Incorporación del entrenamiento de empatía en su terapia y asesoramiento

Casi todos los planes de terapia incluyen objetivos explícitos o implícitos diseñados para ayudar a los clientes a comprender mejor sus propios sentimientos y los sentimientos de los demás. Para saber si un cliente carece de empatía, es posible que desee administrar la Escala de empatía de Perth de 20 preguntas (vea a continuación para esta descarga gratuita).

Los terapeutas pueden usar estrategias en la sesión para promover una discusión sobre empatía y también deben usar asignaciones terapéuticas para ayudar a los clientes a aprender habilidades específicas en las áreas de empatía afectiva, cognitiva y compasiva.

Ejemplos de estrategias en sesión incluyen:

Presente temas de discusión que se centren en la empatía, por ejemplo, cómo las personas se expresan de manera diferente y por qué es importante escuchar diferentes perspectivas. Hablar sobre cómo todos tienen una experiencia única y pedirles a los clientes que imaginen cómo se sentirían si estuvieran en el lugar de otra persona también puede ayudar a promover la comprensión.

Las actividades de juego de roles son otra forma de fomentar la empatía. Esto puede implicar que el cliente asuma el papel de otra persona, como un ser querido, y se exprese desde esa perspectiva. También puede implicar la práctica de habilidades de escucha activa. Al escuchar a alguien con la intención de comprender, en lugar de solo responder, los clientes aprenden a enfocarse en traer empatía a sus relaciones.

Ejercicios de espejo. Esto implica que los clientes observen las señales no verbales y las expresiones faciales de otra persona y reflejen esos gestos ellos mismos. Este ejercicio ayuda a aumentar el entendimiento entre dos personas y fortalece la empatía.

Actividades de resolución de problemas. Esto implica ayudar a los clientes a encontrar soluciones a problemas de la vida real considerando las necesidades de los demás. Esto ayuda a generar empatía, así como colaboración y compromiso.

Ejemplos de actividades entre sesiones incluyen:

Practicar la escucha activa para abordar los problemas de relación.

Practicar una meditación diaria de bondad amorosa, donde los clientes se enfocan en sentimientos compasivos hacia ellos mismos y hacia los demás.

Practicar actos de bondad diarios durante un mes entero.

Haciendo ejercicios de perdón.

Encuentre muchas más hojas de trabajo sobre los diversos aspectos de la enseñanza de la empatía con una prueba gratuita en www.EntreSesiones.com, donde también tendrás acceso a nuestra Sala de Consejería Virtual “Entendiendo a los Demás”.